Douglas Bom

Soy de Río de Janeiro. Tengo 31 años. Como la gran mayoría de los latinoamericanos, soy de ascendencia europea (en mi caso italiana, suiza y portuguesa), africana y nativa americana. El hecho de que viví en Singapur cuando era niño fue sin duda el embrión de mi deseo de aprender mandarín. También visité Argentina y Uruguay. Allí conocí mejor la música hispanoamericana, lo que mejoró mi español. Mi padre siempre fue consciente de la importancia de aprender idiomas extranjeros, por eso recuerdo haberlos aprendido desde muy joven. Primero inglés, luego francés y así sucesivamente. También me gusta estudiar Historia, Filosofía, Psicología y Geografía, bañarme en ríos y cascadas, hacer deportes, especialmente baloncesto y rugby, y también jugar juegos de mesa. Empecé a enseñar inglés, en el año 2017, en clases particulares. Muy brevemente monté una clase y poco después me llamaron para enseñar a los empleados y a los niños atendidos por la ONG alemana Humedica en su guardería en Brasil. En Humedica también fui el traductor que realizaba la comunicación entre la sede en Alemania y su liderazgo en Brasil. Justo antes de la pandemia, comencé a enseñar mi lengua materna específicamente a chinos, tanto niños como adultos. Desde entonces he enseñado principalmente con material dirigido a hablantes de mandarín. Mis clases complementan el estudio diario o semanal de los estudiantes. Busco el equilibrio entre las cuatro habilidades (escuchar, escribir, hablar/pronunciar y leer). Los materiales didácticos de portugués brasileño disponibles en el mercado carecen de un elemento muy importante, que corrijo y adapto al material proporcionado en mis clases. También tengo material de calidad para adolescentes.