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Tan importantes como sus normas gramaticales y ortográficas, el uso de frases coloquiales y modismos denota un conocimiento profundo de la cultura popular y el uso del idioma en cuestión.

Si alguna vez has intentado aprender un idioma extranjero, te habrás dado cuenta de que los nativos emplean constantemente expresiones que, desgraciadamente, nunca te han enseñado en clase y que cuando las escuchas por primera vez no tienen ningún sentido.

El problema es que las expresiones populares no tienen traducción literal. ¿Por qué? Porque las expresiones populares y cotidianas son propias de cada idioma. La solución: ¡aprenderlas de memoria!

Aunque no son expresiones españolas groseras ni especialmente malsonantes, sí es necesario tener en cuenta que se trata de frases que se emplean principalmente en entornos casuales; recuerda emplear el registro adecuado en cada situación.

En este artículo hemos recopilado 10 frases en español de España que creemos que todo estudiante del idioma debería conocer. ¡No te las pierdas!

1. Tener mala leche

tener mal carácter

Una de las expresiones españolas más comunes. Significa que una persona tiene un carácter difícil o agrio, así como malas intenciones con los demás. Una expresión derivada de este modismo es “estar de mala leche”, que quiere decir que se está de mal humor.

¡Qué mala leche tiene mi jefe! Es una persona insoportable.

2. Estar en el quinto pino

que algo está ubicado muy lejos o en un lugar apartado

Cuando algo está en el quinto pinto, queremos decir que está muy lejos o que la zona en la que se encuentra es de difícil acceso.

Fui a visitar a Juan a su casa nueva y resultó que estaba en el quinto pino; tardé más de una hora en llegar.

3. Ahogarse en un vaso de agua

preocuparse de forma excesiva por problemas sin importancia

Si decimos que nos ahogamos en un vaso de agua, queremos expresar que nos preocupamos demasiado por un problema o circunstancia menor.

Es imposible resolver un problema con ella; se ahoga en un vaso de agua.

4. Echar una mano

ayudar, colaborar

Cuando echamos una mano, estamos prestando ayuda a otra persona.

Mi hermano me llamó ayer para ver si podía echarle una mano con la mudanza.

5. Meter la pata

equivocarse, cometer una indiscreción

Una de las expresiones españolas más empleadas y conocidas, con numerosas expresiones derivadas. Una “metedura de pata” es cometer un error o fallo, especialmente si se trata de una acción inoportuna o indiscreta. De hecho, según el nivel de la equivocación, podríamos decir que “hemos metido la pata hasta el fondo”, para indicar la gravedad del asunto.

Ayer le pregunté a David por su novia y me dijo que habían roto. Creo que metí la pata.

6. Hacerse el sueco

hacerse el despistado

Lejos de intentar degradar a los naturales del país nórdico, se trata de una expresión con la que indicamos que alguien elude sus responsabilidades o trata de evitar conflictos haciendo ver que no entiende o que no se entera de lo que está ocurriendo. Igual que un turista en un país extranjero.

Llega la hora de pagar las cañas y ya está tu primo haciéndose el sueco.

7. Estar hecho/a polvo

estar muy cansado/a o emocionalmente abatido

Expresión extremadamente útil y versátil en el día a día para expresar tanto que estás agotado/a después de una noche de fiesta como pasando una mala racha después de una ruptura.

No tengo ganas de salir; ayer llegué de madrugada y hoy estoy hecho polvo.

8. Pagar el pato

cargar con culpas ajenas

Dícese de la culpa o el castigo que alguien sufre sin ser merecido o cuando toca asumir consecuencias de un problema cuya culpa no es enteramente tuya. Una expresión sinónima es “pagar los platos rotos”.

¡Yo ni siquiera estaba allí ese día! ¿Por qué tengo que pagar yo el pato?

9. Costar un ojo de la cara

ser excesivamente caro

Una de nuestras favoritas: cuando algo cuesta un ojo de la cara, es porque tiene un precio desorbitado.

La boutique tiene cosas preciosas, pero es que todo cuesta un ojo de la cara.

10. Hablar por los codos

hablar todo el tiempo, ser muy hablador/a

Dícese de la persona que no para de hablar, independientemente de la ocasión.

La hija de Pedro y Mónica es un encanto, pero habla por los codos. ¡No paró de hablar durante toda la comida!
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